jueves, 29 de diciembre de 2016

Algo más que un trasero: qué se esconde detrás del desnudo de Kim Kardashian

Los árboles sureños dan frutas extrañas,
sangre en las hojas y sangre en las raíces.
Cuerpos negros se mecen con la brisa sureña,
frutas extrañas cuelgan de los álamos”. 
Billie Holliday, Fruta extraña
Internet, ese océano virtual de información, fue sujeto de un nuevo tsunami. Esta vez no fue un gato malhumorado o fotos de celebridades al desnudo. En este caso, la protagonista fue Kim Kardashian, una de las herederas del imperio creado por el abogado Robert Kardashian y Kris Jenner.
La multimillonaria, esposa del rapero Kanye West, fue fotografiada por el reconocido artista francés Jean-Paul Goude para la tapa de la edición de invierno de la revista Paper Magazine, donde la periodista Amanda Fortini retrata con palabras a una Kim muy ocupada en explotar su principal activo: su curvilíneo cuerpo.

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Las fotografías, que incluyen un desnudo frontal total, impactaron mucho más que cualquier frase que pudiera decir. Parte del público se dedicó exclusivamente a dar a conocer si su gusto aprobaba o no su figura, y sumirse en el debate de si atraen más las mujeres caderonas que las esqueléticas. Las más superfluas preguntaban cuál es el secreto que permite al trasero de Kardashian desafiar la gravedad. Los más conservadores la criticaron fuertemente por no respetar lo que ellos consideran el rol de madre, porque, ¿cómo una madre va a ser objeto de deseo para otra persona que no sea su hijo o su esposo? Otros fueron más allá y la señalaron por prestarse a cosificar a la mujer en una industria que crece día a día, redefiniendo cómo se debe lucir para poder marcar el casillero al lado de la F de femenino en la planilla en blanco que entrega cada día la sociedad. Sin ir más lejos, Tina Fey, actriz y humorista norteamericana, puso énfasis en el modelo imposible de belleza que promueve una cultura dominante que ahora se muestra globalizada por el solo hecho de tomar un poco de cada lugar. “Todas las chicas deben tener ojos azules caucásicos, labios españoles, una piel asiática sin vello pero con un bronceado californiano, un trasero digno de una jamaiquina, piernas suizas, pies tamaño japonés, las caderas de un niño de nueve años, los brazos de Michelle Obama y pechos de muñeca”, afirmó.
Sin embargo, y por más razón que tenga Fey a la hora de señalar el estereotipo inalcanzable que se mercadea, hay algo más oscuro escondido detrás del increíble y aceitado trasero de Kim Kardashian. Blue Telusma, colaboradora de The Grio, decidió dejar de mirar a otro lado y escribir una extensa editorial sobre las posibles connotaciones racistas  que tienen las fotografías de Goude. Es que a Telusma el tema la toca de cerca: afroamericana, ella conoce bien cómo la historia está manchada de sangre en lo que respecta a la inclusión.
“Cuando vi la foto, todo lo que pude observar es una no tan sutil reencarnación de Saartjie Baartman”, dice Telusma, para luego explicar que Saartjie era una mujer perteneciente a la tribu Khoikhoi y que fue utilizada – sí, utilizada, como si se tratara de un objeto – en la Europa del Siglo 19 como atracción en los circos.

Sawtche_(_dite_Sarah_Saartjie_Baartman),_étudiée_comme_Femme_de_race_Bôchismann,_Histoire_Naturelle_des_Mammifères,_tome_II,_Cuvier,_Werner,_de_Lasteyrie
Una mujer negra, con trasero grande, mostrada a las masas como un objeto sexual. Eso era Saartjie, y eso es Kim hoy, en manos de Goude, quien tiene más de una declaración que puede ser utilizada en su contra a la hora de defenderse de las acusaciones de que su trabajo es racista.
En una entrevista dada a la revista People en el año 1979, Goude lo deja muy en claro: “siempre estuve fascinado por las minorías étnicas – las chicas negras. Tenía ‘jungle fever’ [atracción sexual por la gente de raza negra]”. Esa frase, “Fiebre de Jungla”, fue el título de uno de sus libros, el cual tenía como principal protagonista a su mujer, la cantante Grace Jones. Los retratos la muestran convirtiéndose en blanca, o furiosa en una jaula, o sosteniendo una copa de champán con ese voluptuoso trasero que ganó por herencia, como Saartjie, como Kim, aunque en el caso de la magnate está puesto en duda, ya que no saben si fue producto del Photoshop o de la cirugía.
Las fotografías de Goude son fuertes; sus declaraciones, también. Sobre todo, teniendo en cuenta que fueron dadas solo una década después del asesinato de Martin Luther King. Pero, considerando que los cambios sociales toman tiempo, es aún más fuerte lo que las fotos de Kim Kardashian dejan entrever:  ya transitando el nuevo milenio, muy pocos tienen presente en su imaginario lo difícil que fue para la raza negra lograr algo tan simple como el derecho a sentarse en el mismo autobús que los caucásicos. Parece que la sangre solo cuenta cuando es roja y espesa, y no cuando toma la consistencia burbujeante de algún líquido parecido al champán.
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